THE UNCANNY: W - MEN
Todo empezó en el año 1993. Cuando Juan Penes, Mr Brightside y los demás miembros de la familia vivían en una maldita calle empinada todavía. Un día cualquiera a la familia le dio por celebrar algún evento con un festín de carne, dulce de leche, pelanga, ají y guacamole. Todos los miembros de la familia tomaron camino hacia sus casas, como es normal con una señora poposeada en sus intestinos. Pero todo cambiaría ese día para muchos.
Al día siguiente la calle 89 entre carreras 24 y 26 estaba clausurada con cintas amarillas. Funcionarios de la CDMB se encargaban de dragar la cantidad de heces que había taponado las alcantarillas. Ingenieros, biólogos, arquitectos, políticos; todos hicieron presencia en la zona para observar anonadados como en una noche se había generado más heces que la ciudad entera en sus nosecuantos años de existencia.
Entonces, hubo la necesidad de llamar a una eminencia. De inmediato el ilustre Profesor Wleimar fue contactado en la Universidad Onanística de Bucaramanga (UNOB). Este ilustre Cacólogo con maestría en Asuntos Intestinales hizo presencia en el lugar de los hechos (o mejor dicho en el mierdero), y de inmediato se puso a su disposición un laboratorio con toda la tecnología disponible en aquellos días. Luego de meses de investigación, el ilustre letrado (legrado) hizo un descubrimiento asombroso; toda esa cantidad de heces provenía de la 25 – 47, la casa de las palmas vomitadas.
Wleimar se abstuvo de publicar cualquier resultado hasta no corroborar sus conclusiones. Caminó hasta la casa y tocó el timbre. Tras varios minutos y escuchar varios gritos dentro de la casa de gente reprochándose cosas y achacando unos a otros el deber de abrir la puerta, un pequeño pelafustán bastante escuálido le abrió la puerta. Wleimar le explicó al pequeño el problema y este muy maricamente lo resolvió como siempre lo había hecho, llamando a mami. Con un afeminado grito exclamó: “Mami, nos pillaron!”.
La familia hizo seguir a Wleimar, le ofrecieron limonada bastante ácida y lo invitaron a tomar asiento. Entonces, la madre rompió en llanto y le explicó a Wleimar los orígenes de la tragedia. El hijo mayor de la casa tenía una extraña habilidad para generar cantidades industriales de heces en segundos. Ella explicó el sufrimiento; la ropa cagada, las frecuentes reparaciones al sistema sanitario, la enorme cantidad de agua gastada, la difícil de mantener renta de papel higiénico doble hoja. En fin, crisis familiar. Explicó también como el padre cansado de tanta mierda había decidido divorciarse.
La mujer manifestó sin embargo desconocer el motivo de la explosión de meses atrás, salvo el festín familiar, pero es que ese tipo de festines era frecuente en la vida del gordinflón ese. Fue entonces cuando Wleimar solicitó la presencia del menor. Al verlo, vió maravillado como el niño tenía una apariencia normal; rechoncho, gafas enormes estilo tío rico, pantalones hasta las axilas, cabello despeinado, un nerdito cualquiera de esos que abundan en los colegios y que crecen con traumas respecto a su apariencia. Todo un Mr NerdSide.
Entonces, Wleimar le explicó a la señora que su hijo era una persona dotada con un poder extraordinario, y empezó a nombrar entusiasmado todo lo que iba a poder hacer con ese poder. La cura contra el estreñimiento, abonos inagotables que pueden salvar desiertos, y ni hablar de las especies nuevas que podrían llegar a descubrir en el tracto intestinal del joven. Wleimar explicó también que de acuerdo a lo aprendido en publicaciones muy serias (comics de Marvel) durante su adolescencia, esos poderes llegaban a manifestarse durante la pubertad y que esto apenas era el principio.
Y entonces, el profesor Wleimar supo que su deber era encausar estos poderes por la senda del bien. Sabía que la CIA, la KGB, el proyecto Chile Robot, Cuba, los masones, los templarios, los iluminati, Umbrella, Microsoft, GM; todos iban a querer poner sus hambrientas manos sobre el muchacho y su intestino grueso. Wleimar tomó la desición de no hacer público su descubrimiento, y de tomar al pequeño como su aprendiz, ser su mentor para encausar ese río de mierda hacia un mar de mierda de bien.
La madre, sabiendo que era lo mejor para su hijo; decidió dejarlo ir con el profesor.
Fue ahí cuando nacieron los W – Men, y esta historia está lejos de terminar. Porque aún queda mucha mierda por contar.